LOS CENTENARIOS


Santiesteban, cubano ciento por ciento

Enrique Santiesteban era uno de esos criollos, cubano ciento por ciento, que siempre tenía el chiste a flor de labio, no importa dónde ni cuándo se encontrara con uno.

Una noche en una funeraria, mientras velábamos a una amiga, se me ocurrió decirle al despedirme: Enrique, me alegro de haberte visto y rápido como un relámpago me respondió: “Preocúpate cuando no me veas… porque entonces el muerto vas a ser tu”.

Otra ocasión, cuando paseaba con la mujer que amó durante toda su vida, me dijo cuando ya se iba: “Te dejo porque estoy apurado ya que esta noche tengo que hacer el amor y yo siempre lo hago dos veces”. Sonrojada su compañera sólo acertó a decir, “pero, Enrique”, y el actor no la dejó terminar sentenciando: “Si lo hago dos veces, una en el verano y la otra en el invierno”.

También después que vino de Moscú, donde fue a filmar una película, le pregunté qué es lo que había llevado a volver a Cuba, a pesar de que muchos decidían quedarse en el primer aeropuerto.

“No puedo vivir sin las palmas, el cielo y el sol cubano. Cuando demoro mucho fuera, la nostalgia me abate como la peor de las gripes”,

SU VIDA

Santiesteban nació un 11 de noviembre de 1911 en Manzanillo, hoy provincia Granma, por lo que en este mes cumpliría 100 años. Según contaba, primero quiso ser médico pero durante la época del dictador Gerardo Machado, deja los estudios y entra como baterista en la orquesta Los Maya, interpretando melodías norteamericanas y realizando una gira por varios países latinoamericanos.

Al regreso, es contratado como locutor. Debuta como galán joven en la compañía de Pepita Díaz y Manolo Collado en el Principal de la Comedia.

Pero su popularidad comenzó cuando como locutor de Radio Difusión O´Shea, con su voz bronca matizada con una intención sensual dejaba deslizarse la frase “Bebe de mi copa pequeña” Y es que en Enrique se daban en conjunción admirable tanto sus condiciones histriónicas como su figura de galán que hacía suspirar a las chicas.

Hay después dos personajes a los que puso su sello en las ondas radiales: uno es “Tarzán, el hombre mono”, aventura basada en el mítico personaje adorado por los jóvenes y mayores de toda una época y el otro fue el Jorge Luis Armenteros de “El derecho de nacer”, de Félix B. Caignet, la novela radial más escuchada que llevó a los cines a sintonizarla en sus salas y empezar sus funciones media hora después para evitar la baja asistencia en ese horario.

La televisión no le fue ajena a Santiesteban y se encuentra entre sus fundadores. En la pequeña pantalla, en un resumen de sus actuaciones, podemos recordar sus magistrales interpretaciones en “Otelo”, “Macbeth” y “Enrique VIII”, pero no menos excelente es la caracterización popular que hizo del alcalde Plutarco Tuero en el espacio “San Nicolás del Peladero”, programa que duró más de veinte años, gozando siempre con el favor del público.
Otro personaje que los televidentes no olvidan fue El Canario, dentro de la serie “En silencio ha tenido que ser”, una actuación de tanta fuerza que logró borrar el carácter negativo del personaje.
En cine, el actor consiguió trabajar en 12 películas. Debutó en 1938 con “Ahora seremos felices”, de William Nolte y Fred Bain, a las que siguieron “La canción del regreso” (1939), de Max Tosquella y Sergio Miró; “Manuel García, el rey de los campos de Cuba” (1940), de Jean Angelo; “Yo soy el héroe”, de Ernesto Caparrós, en ese mismo año; “La Quinta Columna” (1941), de Salvador Cancio; “La renegada” (1951), de Ramón Peón; “Ángeles de la calle” (Cuba-México, 1953), de Tulio Demicheli, y “Con el deseo en los dedos” (1958), de Mario Barral.

Después del triunfo de la Revolución trabajó en películas clásicas del cine cubano: “Las doce sillas” (1962) y “Los sobrevivientes” (1978), de Tomás Gutiérrez Alea y “Aventuras de Juanquinquín” (1967), de Julio García Espinosa, además de “Mella” (1975), de Enrique Pineda.
TEATRO
En teatro la carrera de Enrique es igualmente importante: debutó con la compañía de Pepita Díaz y luego trabajó con las de Manolo Collado, Eugenia Zúffoli, Nicolás Rodríguez y Mario Martínez Casado. Hizo teatro lírico con el maestro Lecuona y también teatro bufo en el Martí, junto con Garrido y Piñeyro, Alicia Rico y Candita Quintana.
En el Patronato del Arte obtuvo los premios Talía de 1952 y 1953 por su intervención respectiva en “Estuve una vez aquí”, de J. B. Priestley y “La luna está azul”.
Estuvo en “Comedia a la antigua”, con Raquel Revuelta (1981, Teatro Estudio, sala Hubert de Blanck) y con María de los Ángeles Santana (1982, teatro Mella).

Este actor completo, que lo mismo hacia un papel de carácter que una comedia, conversador incansable y amante de las palmas y el cielo cubanos, murió en un accidente automovilístico en La Habana en 1983.


(En la foto, sentado, Enrique Santiesteban, en su personaje de Plutarco Tuero, el alcalde de San Nicolás del Peladero. Junto a él, de pie, Germán Pinelli, también ya fallecido, otra de las estrellas del firmamento cubano, aquí representando al periodista Eufrates del Valle)

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