EL HABLA POPULAR: UN ARCA DE ANTIGÜEDADES
“Tengo que ver al dotor, porque me duele
muchísimo el celebro”, le oí decir alguna vez a un guajiro.
Para mala suerte nuestra, andaba
por las inmediaciones un purista, un academicista. Sí, uno de esos personajes
que se consideran los únicos seres capaces de usar el idioma con una mínima
decencia.
Aquel hinchado pretencioso montó
en cólera y comenzó a echar espuma por la boca, mientras gritaba a voz en
cuello: “¡Patán, iletrado! ¡Se dice “doctor” y “cerebro!”.
Ah, pero había un detalle del
cual ese pedante no estaba al tanto. Y consistía en que el labriego estaba
hablando en el más puro castellano del Siglo de Oro, lo cual es frecuentísimo
en el campo cubano, según se verá en los ejemplos que siguen.
Palabras olvidadas en
la Península
En el habla del cubano son abundantísimos los vocablos y giros que España ya no recuerda. Ahí tenemos, como ejemplo a mano, la voz “alzado”, con la significación de “insurrecto”, “sublevado”. Ya se encuentra en crónicas de los 1600, donde nos hablan de “moriscos alzados”. ´
En el habla del cubano son abundantísimos los vocablos y giros que España ya no recuerda. Ahí tenemos, como ejemplo a mano, la voz “alzado”, con la significación de “insurrecto”, “sublevado”. Ya se encuentra en crónicas de los 1600, donde nos hablan de “moriscos alzados”. ´
La palabra cangrena es
forma antigua de “gangrena”, y se sigue escuchando en el agro cubano.
Por otra parte, aquí algunos
pronuncian carácteres, y no “caracteres”. Pero resulta que carácteres lo
encontramos nada menos que en el mismísimo “Don Quijote”.
Escurecer y escuro, para sustituir a
“oscurecer” y “oscuro”, son variantes que lo mismo hallamos en Tirso de Molina
que en nuestra novela clásica del siglo XIX, “Cecilia Valdés”, de Cirilo Villaverde.
Naide y entrar para
adentro
Naide es frecuentísimo, por “nadie”, en el ámbito
rural cubano. Naide encontramos, entre otros clásicos, en
Teresa de Jesús.
En cuanto a entrar para
adentro, dígase que los puristas rechazan el uso de este modismo,
calificándolo de pleonasmo, de “llover sobre mojado”. Pero el giro se halla en
Miguel de Cervantes Saavedra.
Y, ¿recuerda usted, amigo
cibernauta, que hace unos minutos nos referíamos al guajirito quejoso de tener
que visitar al dotor, porque le dolía el celebro? Bueno,
pues dígase que celebro, por “cerebro”, es voz heredada desde la
Edad Media, y ya se encuentra en “La
Celestina”:
“…conforta los celebros, saca el
frío del estómago…”.
Y dotor, por
“doctor”, lo leemos, por ejemplo, en Francisco de Quevedo y Villegas, una de
las cúspides indiscutibles en la literatura hispana.
No caben dudas: descaminado
andaba el purista pedante. (ARGELIO SANTIESTEBAN)
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