El Filósofo de la Canción y su sombra en noches habaneras



Murió el filósofo de la Canción y las noches habaneras guardan la sombra de César Portillo de la Luz que ahora desde otros espacios vela desde el sentimiento porque sus canciones se mantengan en los corazones de quienes vivimos en esta y otras geografías.
Después de nueve décadas de vida, el cantautor que no se explicaba el porqué gustaba su voz, aunque sí vivía enamorado de sus propias letras.
Los títulos que hicieron popular a este hombre, y que también popularizaron otras voces, sería una lista de nunca acabar pero siempre existen en toda familiar los hijos pródigos que en este caso me permito citar números como “Contigo en la distancia”, “Delirio”, “Noche cubana”, “Realidad y fantasía”, “Canción de un Festival” y “Son al son”.
También incursionó en lo que se llamó la canción política , aunque en esta última con menos suerte en cuanto a aceptación así como también, opinión personal, con menos fuerza que otros cultivadores de ese modo de hacer. Pero bueno estamos hablando de la obra de un hombre y no está de más recordar algunos de esos nombres: “Canción al trabajo”. “La hora de todos”, “Oh valeroso Vietnam”, “Canción al hombre nuevo” (dedicada al Che) y “Arenga para continuar una batalla”, dedicada a la lucha del pueblo chileno contra la dictadura de Pinochet.
El hijo de Pedro y Consuelo nació en la capital cubana un 31 de octubre de 1922. Sus padres eran aficionados al canto y de ahí parece que al muchachito le nació su inclinación hacia la música.
Tanto Pedro como Consuelo cantaban a dos voces en fiestas familiares composiciones de Sindo Garay, Manuel Corona, Eusebio Delfín y Rosendo Ruíz.
Portillo recordaba en vida no sólo esas interpretaciones de su padre, sino también la avidez con que de niño esperaba los ensayos de un septeto de sones que tocaba en el fondo de su casa.
DE PINTOR DE BROCHA GORDA…
El oficio que escogió Portillo fue el de pintor de brocha gorda pero a la vez, todo parece indicar que de manera autodidacta, incursionó en la guitarra y se acerca a la emisora Mil Diez, estación radial que era patrocinada por el Partido Socialista Popular (Comunista). Allí en 1945 participa durante un buen tiempo en un programa dedicado a la trova, con nombre profético: “Canciones del mañana”, escrito el espacio por Marcos Behemaras y contando en la locución con Manolo Ortega.
También, cuando lo invitan, actúa en otras emisoras, la paga no era buena pero sabía que todas eran peldaños que debía subir para darse a conocer.
Muy importante para él fue su relación con un grupo de amigos llevados por el afán de aportar algo nuevo a la cancionística y quienes solían reunirse en el callejón de Hamel, en Centro Habana, en la casa de Ángel Díaz, en el Malecón o en cualquier parque de ocasión.
En esas reuniones, el que llegaba y no transmitía bien se decía que no tenía filing (sentimiento), y el que estremecía al pequeño grupo de oyentes por la “bomba” que ponía en su interpretación, la sonoridad de la música, se decía que tenía, digamos en inglés escrito, que no tenía feeling.
Según el propio Portillo el Filin: “es la culminación de una tendencia artística dentro de la cancionística cubana, obra de algunos autores que hicimos una dramaturgia distinta a la habitual hasta esa fecha. Aquel mundo armónico del jazz, de los impresionistas, de la banda sonora, nos indujo a un manejo más libre y atrevido de las estructuras melódicas y armónicas, la cual unido a una forma más coloquial en las letras, aportó sin dudas, una canción de nuevo corte. Nuestro público era receptivo, y en esto tuvo un papel importante, la gran orquesta de Arcaño y sus Maravillas, que “bombardeó”, por así decirlo, el oído de una gran masa de bailadores. Esos, curiosamente, fueron los primeros en percibir esta nueva presencia musical que hoy llamamos feeling”.
Cuando parecía que las canciones de Portillo dormían, en cierta forma, el sueño de un bebito, Luis Miguel con sus discos de boleros, volvió a ponerlo en la palestra internacional, pero ya antes otras grandes voces nacionales e internacionales las habían situado en el sitio que merecían. Entre esos intérpretes podemos citar a Lucho Gatica, Elena Burke, Omara Portuondo, Nat King Cole, Los Tres Ases, Dyango, Andy Rusell, Marco Antonio Muñiz, José José, Guadalupe Pineda y Jhonny Mathis.
Uno no puede pasar por alto como en 1946, el mexicano Fernando Fernández incluyó “Contigo en la distancia”, en la cinta que protagonizará bajo el título de “Callejera”, y la canción hecha por su autor cuando tenía 24 años, se colocó entre las más populares.de ese filme. Tan fue así que más de un centenar de intérpretes mexicanos la hicieron suya pero entre ellos se destacó Andy Rusell, con la orquesta de Mario Ruíz Armengol, quien le dio una proyección continental.
Por voluntad expresa de Portillo de la Luz su cadáver fue cremado y sus cenizas estarán expuestas desde este lunes seis de mayo, de 9:00 am a 1:00 de la tarde, en el tercer piso de la funeraria de Calzada y K, Vedado. (Pedro J. Herrera Echavarría. Fuentes: “Cubanos en la Música”, de Mayra A. Martínez y “Diccionario de la Música Cubana” de Helio Orovio=.

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