EN CUBA LA MASCARILLA DEL EMPERADOR

Argelio Santiesteban CUBAHORA Tras la universidad habanera, se enrosca la calle Ronda, así llamada pues por allí transitaba la patrulla encargada de la custodia del polvorín español, en la loma llamada de Aróstegui, en los días coloniales. Al cruzar esa vía, nos tropezamos con un palacio de estilo florentino. Fue la residencia que se mandó a construir el napolitano Orestes Ferrara, personaje multivalente --corajudo luchador por la independencia cubana, erudito escritor, político al servicio de regímenes tiránicos--, quien llamó a la villa La Dulce Dimora , “la dulce morada”. Aquí radica ahora el Museo Napoleónico, poseedor de la mayor colección de su tipo en las Américas: armamento, mobiliario, pinturas, y hasta una muela del Emperador de los Franceses. Y, en aquel joyero de piezas históricas, resalta la mascarilla de Bonaparte, modelada en Santa Helena, dos días después de su defunción, por un personaje que estuvo muy ligado a Cuba. SALTEMOS...