Manolín estuvo en La Habana de nuevo, sin hacer ruído





El Rey de la salsa Manuel González (Manolín, el Médico de la salsa) llegó nuevamente hasta La Habana, muy silenciosamente, en la semana del 22 al 28 de agosto, para encontrarse con sus familiares y tener una conversación con directivos culturales.

Este reportero enteró a través de un aviso de un correo desde Miami, entonces se dio a la tarea de investigar el motivo de esta visita.  El salsero tiene su familia en un recodo, como en un  escondite en la zona llamada Aldecoa, del Nuevo Vedado, cerca de la Ciudad Deportiva.

Todo parece indicar que el cantante quiere retornar a su país de origen. Su anterior entrada a Cuba estuvo limitada solamente a una visita humanitaria para ver a su madre que se encontraba en débil estado de salud. Su mamá es Fefita la guarachera del Guaso.

En un concierto de Los Van Van en la Casa de la Música de Galiano, Manolín asistió junto a Isaac Delgado, fue algo apoteósico para el público que los quiere como sus hermanos de la música. Todos vuelven, dice una vieja frase.
        
A su llegada a los EE.UU. Manolín declaró a la prensa que su viaje había sido muy prometedor. “Mi país, mi gente es muy linda, muy encantadora y nada se compara con ello”.
        
Manolín es el más resonante salsero de la década de 1990,  hizo una verdadera revolución musical con sus canciones llenas de estribillos de mucha gracia y con letras muy subliminales que se incrustaban en la mente de la gente:
         “Eso no es na´, prepárate pa´lo que viene”, “A pagar allá”, “Pelo suelto y carretera”, “Hay que estar arriba de la bola”, “Somos lo que hay,/ “lo que se vende como pan caliente/ lo que prefiere y pide la gente/ lo que se escucha en todos lados/ somos lo máximo”.
Fue el primer cantante de canciones bailables que hacía que el bailador fuera a escuchar las letras de sus canciones, como lo haría con un Juan Manuel Serrat o un Silvio Rodríguez. El primero en colocar 30 hit consecutivos con sus tres discos de salsa con la Caribe Productions.

Fue el primer cantante que logró llenar en Cuba, exactamente en el estadio Guillermón Moncada de Santiago de Cuba, meter casi cien mil asistentes, parados, con miles de asistentes fuera del estadio. En La Habana, en pleno período especial, llevó otros cien mil bailadores al Estadio Panamericano, en el Este de la ciudad. Esos asistentes, muchos de ellos fueron caminando decenas de kilómetros para ver y escuchar al máximo “estribillero” de Cuba.
        
En el fin de siglo, Manolín hizo un concierto en La Tropical, el imperio de la salsa y, allí cantó una prohibida canción dedicada a sus amigos en Miami: “Yo quiero un puente de mangas largas, entre Miami y La Habana, ay mami, yo tengo amigos en Miami”.
        
En el exterior el salsero tuvo que fajarse con los “molinos de viento” de la industria musical. Ahora, en una atmósfera de mayores comprensiones, Mandolín vuelve a lo que es su verdadero país. La gente sabe,  que es uno de los salseros que, llegado el momento, puede llenar de nuevo, cualquier estadio del país. ((EL ESPECTADOR DE LA HABANA)

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