PACO LEÓN: “SOY LA GULA, LO QUIERO TODO”
Sumario: Afirmó el afamado actor español, ahora
convertido también en director. Trajo su segunda película “Carmina y amén”,
al Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano”. Su interpretación de Luisma en la serie “Aida”.
Tengo detrás
toda una “escolta” de admiradores. Muchos quieren fotografiarse con él, lo
llaman, interrumpen el diálogo (y uno que ya quiere comenzar se irrita). A mi
lado se mantiene invicta mi amiga Lianet Hernández—quien lo busca desde que
pisó el Hotel Nacional desde la mañana— y no desaprovecha la oportunidad para
hacerle algunas preguntas. Es Paco León, el Luisma de la serie “Aída” que por diez años lo
hizo popular en España, otros países y, claro, en Cuba.
Espero que
termine la conversación con una colega y como el que no quiere las cosas, lo
escucho decir: “soy básicamente un payaso”. Trae a La Habana la cinta “Carmina y amén”, su última
producción, estrenada en España el 30 de abril de este mismo año. Conversamos
con Paco y detrás se esconde Luisma, a veces no se distingue, pero ahora se
escucha la voz del director.
Decías
hace unos minutos: “soy básicamente un payaso”, ¿no te parece demasiado
absoluta esa afirmación?
No. La
gente me dice ahora director de cine, hice dos películas y a eso se le da
mucha importancia. Me parece mucho más complicado ser un buen payaso, mucho
más difícil, más meritorio. (Se ríe).
Entonces
de payaso a director, ¿cómo es la transición?
Yo he sido
siempre bastante inquieto, he transitado por mucho ya. La última vez que
estuve aquí en La Habana fue bailando en un festival y he escrito, dirigido…
Todo empezó con un experimento de “Carmina o revienta” que fue mi primera película, una
historia con mi madre como personaje principal y como una especie de falso
documental, todo muy exitoso que superó las propias expectativas que teníamos
de la película. Para mí todo eso fue como una actividad extraescolar y desde
ese momento me dije: creo que se puede llegar más lejos y ahí vino “Carmina y amén”, la película que presentamos aquí.
Llevo ya dos películas, tengo otra en proyecto, así que ya me enfilé.
¿Eso te
obliga a renunciar de la actuación y dedicarte por entero a la dirección?
No, no. Yo
soy la gula: lo quiero todo. (Se ríe). Me organizo y se que todo no se puede
tener, pero bueno, casi todo.
Volvamos a
los inicios. ¿Cómo se desarrolló la vida artística de Paco León?
Yo soy de
Sevilla y la verdad es que he tenido muchísima suerte desde el principio,
pues empecé en el teatro independiente a los quince años, estudié la carrera
de arte dramático y estuve compaginando como bailarín, actor, después empecé
en la tele. En Barcelona y Madrid combiné la tele y el cine hasta que en “El Homo-Zapping”, un programa de Antena 3, empecé a
destacar en el elenco con parodias y después llegó Luisma en la serie “Aída”.
Un
personaje muy popular y conocido en Cuba…
Sí, un
personaje súper querido y mediático. Diez años en “Aída” y no me quedé solo en eso aunque
podía: tenía dinero, trabajo, pero me encargué de hacer otras cosas: dirigí
una obra de teatro y las películas.
¿Con el
personaje de Luisma no te sientes encasillado?
Yo no me
siento encasillado y tengo ganas de que me vean en otras cosas, pero me
parece inevitable. Allá en España también hay mucha gente que me llama
Luisma.
Entre la
comedia y el drama, ¿con qué te quedas?
Para mi no
hay claustrofobias. La comedia me parece un territorio muy amplio, todo es
comedia, hay muchos tipos de comedias. Ni una vida para el actor, ni todas
las vidas que tuviera le alcanzarían para abarcar todos los recovecos que
tiene la comedia. Por eso no me siento encasillado con la comedia. Incluso, a
veces me parece que el drama es un subgénero de la comedia. Lo que sí
reivindico es que la comedia no tiene por qué ser frívola, puede hablar de
cosas muy fuertes, tener poesía, sentimiento. Mi película habla de muerte,
cosas muy íntimas y es una comedia.
Como
director, ¿qué necesitas para contar una buena historia?
Ahora
mismo yo soy un director amateur, todo empezó como una actividad
extraescolar, como te dije, y antes no me consideraba un director, pero si
quiero contar una historia, voy y lo hago. Ya de repente me premian y ¡qué
bien!
¿No crees
que ser el artista famoso influya en esos premios?
En Ginebra
no, en Varsovia tampoco. Yo utilicé mi reconocimiento público en la
promoción, solo en la promoción. Pero también hay muchos prejuicios: ah, voy
a ver una payasada. Pero seleccionaron la película para los Oscar europeos y
ahí nadie me conoce.
Ante el
“imperio” de otros directores españoles, ¿cómo sobrevives y distingues lo que
haces?
Desde allí
no se vive eso. Por ejemplo, Almodóvar es una gran distribución del cine
español actual y todos hemos crecido con su cine y le tenemos una admiración
grandísima.
¿Es tu
preferido?
No, no,
con sus películas he crecido pero yo no tengo referentes cinematográficos,
fíjate. Para mí el referente siempre es la realidad.
¿Y del
cine cubano te has nutrido?
Sí, del
que llega allí, poco pero bueno.
Te esperan
aquí en el Hotel Nacional y en otras partes de la ciudad varios fans que
quieren fotografiarse contigo, ¿cómo asumes la fama?
Estoy
bastante acostumbrado. (Se ríe). A todo te acostumbras. Lo llevo bastante
bien, intento ser agradecido y responsable con esto que te toca. La fama es
un accidente. Estos diez años de “Aída”
me cambiaron mucho la vida. (Jaime
Masó Torres CUBARTE)
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