EN LA IMAGINANCIÓN CON MARTA VALDÉS

Bajo una especie de nave, por lo menos es la apariencia que sentimos, allí en la calle Obrapía y Villegas, La Habana Vieja, nos reunimos los amigos-admiradores de Marta Valdés, para celebrar su 75 cumpleaños, bajo el conjuro del Museo Nacional de la Música, que ahora funciona en ese lugar hasta que le entreguen su local original, sometido a remodelación.

Fueron casi dos horas de canciones, de la Valdés por supuesto, y no por supuesto, animado por la propia compositora homenajeada, que supo darle un toque muy personal a esa tarde-noche en que no sólo se le entregaron presente sino que para seguir la rima, ella también ofreció regalos mediante una rifa.

Así los espectadores, los agraciados, salieron ya fuera con discos o con revistas y hasta unas hojas finamente impresas por artistas matanceros, con las letras de algunas delas composiciones más populares de la cantautora.

Como mismo apreció la autora, surgieron por el escenario voces jóvenes que incursionan en el quehacer de esta compositora, cuyos números se destacan por esa forma en que letra y música se dan de la mano. Y para cerrar por todo lo alto, Beatriz Marquez, la emperatriz del buen cantar en uno de sus números de más dificultades técnicas: Mutis.

DE DÓNDE ES LA CANTAUTORA

Parece que el azar preside la vida de Marta desde sus primeros pasos en la canción. Así, un día, se mudó para el lado de su casa la profesora de guitarra Francisqueta Villalta, quien convenció a la mamá para que le comprara ese instrumento a la y se convierta en una de sus alumnas en la escuelita privada que mantenía en su hogar.

Cuando aquello tenía once años. Tres años después forma un trío, una de cuyas integrantes era sobrina de las Hermanas Lago, las cuales le montaron los números.

A partir de allí, la música se convirtió en algo más que un pasatiempo. Con las Hermanas Lago comenzó a ser exigente con las letras, la afinación y comprendió el inmenso mundo que se abría en cuanto a la armonía.

Por eso no fue extraño que tiempo después asistiera a clases de Armonía y Composición con Harold Gramatges, así como su constante superación con la guitarra bajo las enseñanzas de Guyún y Leopoldina Núñez.

Hay que decir que al lado de la música , ella estudiaba Filosofía y Letra en la Universidad de La Habana, porque entre sus planes estaba el convertirse en escritoras, sobre todo en el campo del ensayo. De esa época recuerda de manera especial al profesor Roberto Fernández Retamar le enseñó de manera vivida El Quijote de la Mancha, de Cervantes, libro que recomienda a todos los que no lo han leído.

Y LAS CANCIONES QUE

Asomarnos al mundo creativo de la Valdés es una agradable porque muchas de sus inspiraciones conforma las mejores vivencias amorosa de nuestra juventud, como hoy también lo hace para los que se inician en la vida, amorosa por supuesto.

Uno de sus principales intérpretes, y quien más internacionalizó sus creaciones, fue sin duda su coterráneo Vicentico Valdés. Pero también fueron sus voceros otras grandes figuras como Elena Burke, Doris de la Torre, Bola de Nieve, Cheo Feliciano, René Barrios.

Quién no se sobrecoge y de alguna manera identifica con algunos momentos de su vida, cuando le oye cantando, “hoy estoy pensando que tal vez no existas, está de fiesta la imaginación…

O que dama no hace suyo ese grito de guerra frente al amante engañador cuando oye Palabras, “trataste de engañarme con palabras”…

Y que decir de ese enternecedor Tu no sospechas y su contraste con Llora, estremecedor, una mirada desgarradora a la vida de otro.

Son muchas las canciones de Marta, algunas no tan populares, pero en su mayoría de una gran fuerza tanto en texto como en música.

Además ella también ha hecho música para el cine y el teatro, en este último ha logrado varios premios.

Actualmente con la poetisa Nancy Morejón, comparte un espectáculo titulado Piedra pulida, en que música y poesía se engarzan para mostrarnos lo que cada una de estas mujeres aporta al mundo de la palabra y el sonido.

(Gabriel)

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