LIBRO SOBRE FELIX B. CAIGNET OBTIENE PREMIO DE LA CRÍTICA




Sumario: Un jurado seleccionó, entre 169 obras nominadas, las mejores publicadas durante el 2008. Los galardones a escritores y editoriales serán entregados durante este mes.

Un libro sobre la figura del prolífico escritor, ya fallecido, Félix B. Caignet, fue seleccionado entre los mejores publicados por casas editoriales del país a lo largo del 2008.
 
El más humano de los autores, es su título, de la editorial Unión.

En la nota enviada se señala que en este libro, de la autoría de Reynaldo González, se reconstruye más de medio siglo cubano a través de una documentada, imaginativa y talentosa apropiación de la figura mítica de Félix B. Caignet, creador de la radionovela.

Imágenes y textos de todo género y procedencia, conforman el complejo entorno de época y el escritor nos conduce a través de su protagonista al surgimiento de la radio.
 
Las otras obras premiadas, entre las 169 nominadas, fueron:
 
Cuentos del buen y mal humor, de Nelson Simón, editorial Gente Nueva. El cuaderno muestra diversas situaciones conflictivas unidas por el sentimiento amoroso como tema, diversas formas de amor y también diferentes maneras de reaccionar frente a él. Son situaciones profundamente humanas y al mismo tiempo muy frecuentes -como el amor loco de un niño, a pesar del desprecio de una niña vanidosa; como el amor filial de dos niñas hacia sus padres, separados de sus madres; como el amor-amistad de un niño hacia otro de su mismo sexo pero de distinta orientación-, situaciones encaradas por personajes complejos y a la vez cotidianos, con los que los destinatarios de los textos pueden identificarse con facilidad. Los desenlaces no siempre son felices ni apuntan hacia previsibles moralejas, lo cual, unido al lenguaje lírico sencillo y esmerado, de parte del autor, contribuye a crear un texto pleno de actualidad.

El puente de Coral, de Hugo Luis Sánchez, ediciones Unión. Tras varios libros de cuentos y una novela breve de excelente factura, el escritor Hugo Luis Sánchez nos sorprende ahora con una obra que alcanza casi las cuatrocientas páginas y que, puede afirmarse sin vacilación, no encuentra referente alguno en el actual panorama de la narrativa cubana. Se trata de una historia de amor y de amistad, un compendio de diferentes géneros novelescos entre los que pudieran incluirse la aventura y el espionaje. Con una acción que transcurre durante casi veinte años, el texto huye de las fáciles clasificaciones y nos sumerge en un mundo que tiene tanto de real como de ensoñación, dando muestras de un oficio narrativo y un cuidadoso lenguaje que le permite un largo aliento y una infrecuente efectividad.
 
Las derrotas, de Alberto Rodríguez, ediciones Unión. "¿Crees que pueda/ la poesía/ crees que pueda?" se pregunta Alberto Rodríguez Tosca en uno de los poemas de Las derrotas. Son cuatro semanas por las que transcurren los ámbitos del dolor, del miedo, del azar y del tiempo; cada día vivido muestra su haz y el envés. Las derrotas es un extraordinario ejercicio de introspección en una criatura descentrada que podemos ser todos. Hay en él ecos de Casal ("si en cualquier parte he de encontrarme solo"), de Hernández Novás ("los parias íngrimos del mundo") y sobre todo del Fayad Jamís de Los puentes. Este es un libro de exilios, de las fracturas del ser humano con sus circunstancias en una patria que puede ser la Tierra o una ciudad, como el París de Jamís, en la que el sujeto lírico convive con locos, putas, vagabundos. Y es la poesía, la intensidad y la belleza de la poesía, el hilo salvador que nos humaniza y dignifica frente a la gran, definitiva derrota que es el Tiempo.
 
Liz, de Reinaldo Montero, ediciones Alarcos, es una obra esplendida. El dramaturgo la presenta como "una sucesión de voces y acciones, de atmósferas y teatralidad". El mundo isabelino y sus rituales políticos ocupan la atención del creador que reconfigura esta vez los acontecimientos que condujeron al asesinato de Christopher Marlowe. No obstante y al igual que en Los equívocos morales, el autor no construye un drama histórico sino que manipula libremente los hechos para entregar múltiples puntos de vista. La puesta en juego de un profundo estado de contradicción al interior de los personajes amplifica la significación y permite a Montero abordar con profundidad la relación entre el intelectual, la creación y el poder. La pieza propone la superposición varios roles en un mismo actor, lo cual obliga a pensar en una comedia de máscaras, un juego cruel de infinitas sucesiones que continúa para ellos más allá de la muerte. Es justamente ese sentido lúdico, que deconstruye y rearma la historia lo que activa una comunicación viva con el público. En Liz encontramos erudición, teatralidad y una extraordinaria agudeza en el planteo de las tesis que el drama maneja, el premio Fray Luis de León y el reconocimiento de la crítica especializada para su estreno en los escenarios avalan su alto valor literario.
 
Los frutos ácidos, de Laura Ruiz Montes, ediciones Matanzas. Desde un presente que se sostiene del deseo, el recuerdo y la añoranza, desde la intensidad de una existencia que explora a través de los sentidos otros universos soñados, nos habla la voz poética de Los frutos ácidos, de la escritora matancera Laura Ruiz Montes. Es un cuaderno que traza vigorosamente una geografía personal desde el sentimiento de la pérdida, desde la reconciliación con una parte del ser que sobrevive a la destrucción de lo exterior y lucha por salvar y salvarse. Con la fuerza de quien se construye una verdad con fragmentos de tiempo, estos breves poemas, que muchas veces nacen de lo cotidiano, logran trascender el hilo de lo visible e insertarse en esa poesía cubana que dialoga con tópicos como la nación, el concepto de límite, la reconciliación, el miedo, el desamparo y las interrogantes que nacen de ese intercambio. Poesía que se nutre de un depurado lenguaje y de una sed de conocimiento que nos convoca: unas veces desde la aridez de una realidad inmutable, otras, desde el enceguecimiento por lo desconocido.
 
Peligrosos prados verdes con vaquitas blanquinegras, de Rubén Rodríguez González, editorial Gente Nueva. Este título entrega nuevas aventuras de la más inusual familia dentro del corpus narrativo de la actual literatura cubana para niños y jóvenes: una bruja buena solo atenta a los verdaderos valores de la vida y algo distraída con relación a las circunstancias que la rodean, y sus hijos: una niña mutante y un niño transparente. La narración, chispeante, divertida y original, plena de alusiones a virtudes y defectos humanos, hace guiños a los clásicos de la literatura del género. El libro propone reflexiones filosóficas, ahonda en la naturaleza del hombre y presenta circunstancias del mundo real que los jóvenes deben conocer y analizar, logrando así, con una mirada divertida y traviesa, pero también penetrante, un texto propio para lectores de todas las edades.
 
Cuando ya el paisaje es otro, de Basilia Papastamatiu, ediciones Unión. La autora consigue estructurar un trabado discurso sobre el ser y su tiempo. Con gesto lacónico nos hace cómplices de un decir hecho para la lectura ensimismada. No hay en este libro frase o significado al azar; clamor o reclamo que se disperse. Señorean las preguntas, el pensar vivo y penetrante, la voz menos entrecortada que de costumbre, y una poesía cuya velada intensidad refuerza la solidez de sus imágenes. Basilia Papastamatíu reescribe sobre líneas de Roque Dalton, lo interpreta a la luz de una época en la que ella es actuante y codiciosa espectadora de un universo que la rebasa. Este poemario de 77 páginas sobresale por la ausencia de ornamento y la congruencia entre escritura y reflexión.

Desde los blancos manicomios, de Margarita Mateo Palmer, editorial Letras Cubanas. lAlgo drástico debe hacerse con textos como estos que no dejan al crítico batir siquiera un poco la lengua bífida con peros, emperos y sin embargos, ni deslizar comentarios ambiguos, ni desplegar una erudición duramente obtenida, ni deja espacio para otra cosa que el encomio, entusiasta además. En este comportamiento anómalo y perturbador está la esencia del modus operandi de la autora, que con esta novela hace gala del refinamiento alcanzado: la estructura y su alternancia rítmica (la historia central de la demencia de la protagonista y su via crucis, más aquellas de los tres personajes principales que la acompañan, y que van dibujando motivos y contextos, razones y condiciones); el reflujo de protagonista y alter ego, que son dos pero una, o una pero dos, y la manera tan impúdicamente acertada con que nos revela tal unidad; la trampa que tiende, como si la loca Gelsomina fuera el verdadero centro de su historia y no la locura misma, camino de mito, travesía de héroe, vuelo rasante a través de las sombras del túnel hacia la luz irradiante, en la que todo germina y nada termina…
 
El acto oficial de otorgamiento del Premio de la Crítica Literaria 2008 a los autores y a las editoriales que publicaron sus libros se realizará en este mes, en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, como parte de las actividades por la Jornada de la Cultura Cubana.
 
(Gabriel)
 

 

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