MURIÓ GALBÁN, EL QUINTO ZAFIRO






El destacado músico cubano Manuel Hilario Galbán Torralbas, fallecido ayer en esta capital, fue sepultado el pasado viernes en la Necrópolis de Colón.

Galbán guitarrista del grupo Buena Vista Social Club y ganador en el 2003 de un Grammy junto al guitarrista norteamericano Ry Cooder, era reconocido por sus coterráneos desde que formara parte como acompañante y director del clásico cuarteto Los Záfiros.

El cuarteto estaba integrado, además, por Ignacio Elejalde (tenorino), Eduardo Elio Hernández (el Chino) y Leoncio Morúa, ya fallecidos, así como quedan vivos el cantante Miguel Cancio y el guitarrista inicial Oscar Quintana, estos dos últimos viven en el exterior.

Según recordara el propio Galbán, el grupo seguía la línea de los cuartetos norteamericanos, inspirado principalmente en Los Platters, aunque los Zafiros se trazaron su propia línea con un repertorio de ritmos cubanos y caribeños.

Detrás del montaje vocal de la agrupación, uno también disfrutaba de una quinta “voz“, las sonoridades que Galbán “sacaba” de su guitarra electrónica.

Ese particular mundo sonoro lo lograba haciendo varios efectos con la palma de la mano, de modo que tapaba el sonido y el resultado sonaba como dos guitarras en la pista, confesó en una entrevista que le hicieran. Un “mágico del piano”, Peruchín, decía que para sustituir a Galbán en Los Zafiros había que buscar dos guitarristas.

Durante los 10 años que estuvo al frente no sólo el grupo gozó de gran popularidad en la isla sino que también actuaron en Europa y se presentaron con gran aceptación en el Olimpia de Paris.

VUELTA DE TUERCA AL TIEMPO

Manuel Galbán nació el 14 de enero de 1931 en Gibara, Holguín. Desde muchacho sintió inclinación por la música en las “descargas” que tenían lugar en su casa de la calle Leyva, llamada Loma, en Banes y donde su padre tocaba el tres, dos de sus hermanos la guitarra, sus hermanas Tila, Ana y Nena interpretaban algunas canciones.
Con siete u ocho años, se sentaba en un taburete y comenzó a tocar a escondidas la guitarra. Cuando fue creciendo, preguntaba por aquí y por allá, sobre algunas dudas para dominar el instrumento del cual ya sacaba algunos acordes.
Jovencito ya, junto a sus hermanos, trabajaba en la carpintería que tenía el padre donde se hacían ventanas, sillones, sillas, armarios cama y allí aprendió además la responsabilidad y disciplina que la caracterizaría toda su vida.
Pero no todo era serrucho y madera. Las “descargas” familiares y las serenatas, eran muy recurrentes en aquellos tiempos. Integró luego un conjunto que se presentaba los Días de Reyes (enero 6) en el parque de la localidad.
En 1944 funda una orquesta en unión de sus hermanos: Beto (trompeta), Celso (saxofón alto), Toñito, cantante y él, guitarra.
Un día el pianista se fracturó una pierna y ante el peligro de que no pudieran tocar esa noche en un baile en Velasco, se atrevió a sustituirlo. Luego contaría: “Yo me fijaba mucho en la manera en que se tocaba el piano, por eso ya tenía nociones de los acordes y ritmos, no me resultó tan difícil porque llevé a las teclas lo que hacía con la guitarra”.

Desde ese instante se mantuvo interpretando piano y guitarra, dos instrumentos que le fascinaban, aunque según propia confesión se consideraba fundamentalmente guitarrista.

Como la mayor parte de los artistas que viven en el interior, decide en 1956 viajar a la capital. Y como muchos otros, al principio pasó mucho trabajo en la capital hasta que conoció a Elías Castillo, reconocido guitarristas quien le hizo una prueba.

Valoró en el joven forastero su fino oído para acompañar y montar canciones tanto en la guitarra como en el piano y su facilidad para colocar el acorde necesario en cualquier tono.

Como dijimos al inicio del trabajo, estuvo como director y guitarrista de Los Zafiros por unos diez años, agrupación que abandonó ante la vida disoluta de algunos de sus integrantes.

Funda el grupo Batey, con el cual viajó por medio mundo durante 23 años, aunque no tuvo repercusión nacional.

En la década del 90 se integró al grupo de la Vieja Trova Santiaguera, a lo que siguió su inclusión en la Orquesta Buena Vista Social Club con varios músicos que le valió un Grammy.

Ha participado en las grabaciones de los discos de Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Cachaito López y El Guajiro Mirabal.

SU COMPLICIDAD CON COODER
Junto al guitarrista norteamericano Ry Cooder, graba el disco instrumental “Mambo Sinuendo”, que fue nominado al Grammy Latino en el 2003, elegido por la revista Downbeat como mejor disco y ganador del Grammy 2004.
Las grabaciones para el disco se hicieron en los estudios EGREM, donde mismo se grabara el “Buena Vista Social Club y comenzaron a ensayar con seis guitarras que Cooder llevó desde Estados Unidos así como un órgano Hammond.
A Galbán le tocó elegir el 85 por ciento del repertorio del disco que incluyó números como “Echále salsita”, de Ignacio Piñeiro, “Patricia”, de Pérez Prado, “Caballo Viejo”, de Simón Díaz y “Drume negrita”, de Eliseo Grenet.
Refirió Galbán que hay cosas que surgieron al calor de la grabación. Así cuando comenzó los acordes de “Echále salsita”, Ray Cooder echó a andar lagrabación y dijo “ese es el tono” y lo mismo pasó con “Bodas de Oro”, danzón de Electo Rosell (Chepin).
Hay una pieza que tiene una historia interesante y es la que Cooder bautizó como “Bolero Sonámbulo”.
Galbán se sentó al piano y como es afinador comenzó a tocar para comprobar con los ojos cerrados y muy concentrado en lo que hacía. De pronto se le unieron Joaquín, hijo de Cooder, en el drum, el propio Ry y los otros. Todos disfrutaron de esa “descarga”, que ahora se cuenta entre los buenos números del disco.

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