ESTAMPAS DE OTRAS ÉPOCAS




Memorias de una sueca de La Habana del siglo XIX

De imprescindible en la historiografía cubana, pueden calificarse los cien días de estancia en Cuba de la escritora sueca Federica Bremer, nacida en Finlandia en 1801, cuando esa región era una provincia sueca.

Autora de La casa, La familia H, El presidente y sus hijas, La vida de los hermanos, Los Vecinos, Nina, y otras obras en las que casi siempre el tema principal es la desventaja de las mujeres frente a los hombres. Viajó por muchos países de Europa y África y recibió la Medalla de Oro de la Academia Sueca.

Llegó a La Habana el 31 de enero de 1851, estuvo en contacto con gente de todas las clases sociales, visitó y dibujó los más importantes lugares de la capital, San Antonio de los Baños, Guanabacoa y El Cerro.

Luego viajó a Matanzas, visito ingenios, barracones de esclavos, plantaciones de café y de caña de azúcar, participó en fiestas populares y vio como era la vida del campo.

Más tarde fue al Valle de Yurumí, donde dibujo árboles y casas, del cual dijo que era el lugar del mundo donde los animales y las plantas se besan.

Después visitó Cárdenas, Camarioca y Limonar, y de este último sitio escribió: “Las finquitas con chozas de corteza de árbol y techo de guano, son un mínimo paraíso terrestre”.

Federica Bremer falleció en Estocolmo en 1856, y su obra más conocida es Herta o La historia de un alma.

Y yo le recomiendo, amigo oyente, para que disfruten de una lectura amena e instructiva, Cartas desde Cuba, de Federica Bremer, publicada por la Fundación Fernando Ortiz, en el 2002. (Rolando Aniceto rolando.aniceto@yahoo.es)

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